Transformación estructural y Productividad laboral en El Salvador

Se revisa la existencia del cambio estructural en la productividad laboral desde la década de los noventa

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Las economías más prósperas se caracterizan por mantener incrementos persistentes de la productividad laboral y una reducción de la brechas de productividad entre los diferentes sectores de la economía. La evolución al alza de la productividad laboral se encuentra apoyada por la capacidad de hacer compatibles la reducción de costos unitarios de producción bajos con altos costos unitarios fijos.
El principal motor del crecimiento en los países del sudeste asiático fue el cambio estructural tipificado en tres dimensiones: (i) La primera, la producción se movió desde productos de baja productividad hacia productos de alta productividad, especialmente, productos manufactureros; (ii) la fuerza laboral se movió de actividades tradicionales en el sector primario hacia la industria moderna y; (iii) la oferta de productos de exportación se diversificó hacia productos con mayor complejidad (Usui, 2012, p. 9). En suma, el sector industrial asiático ha absorbido la fuerza laboral produciendo bienes con mayor sofisticación y elevando la productividad de las economías.
En la región centroamericana, Cabrera (2011) encontró que en el transcurso de las cinco últimas décadas se han producido cambios en la estructura socioeconómica, tanto global como por países, que han definido como su principal característica “un sistema productivo dual”, en el que coexisten sectores productivos con alta y baja composición técnica del capital, una característica descrita por Arthur Lewis que tienen como consecuencia altos diferenciales de productividad del trabajo en amplios sectores de la economía. Otra característica encontrada es la propensión al desempleo crónico y elevada desigualdad entre la población que imposibilita el converger a un crecimiento inclusivo con pleno empleo. La sub-utilización de un gran porcentaje de la población económicamente activa junto a procesos productivos ineficientes constituye un potencial de crecimiento y que puede constituirse en el motor de arranque del crecimiento económico regional y nacional.
Un componente importante dentro del puzzle del mercado laboral, lo constituye la productividad del trabajo (T) porque marca el límite de los salarios reales (w/p) que pagan las empresas a los trabajadores. La masa salarial es componente importante de la demanda global que activa el crecimiento económico inclusivo.
El encontrar cómo la productividad laboral ha crecido dentro de los sectores económicos, constituyen los fines del ensayo. Se examinan dos vías para evaluar el cambio estructural: La primera a través de la acumulación de capacidades, tales como habilidades de los trabajadores, insumos públicos, insumos intermedios, normas, maquinaria y equipo, cambio técnico o la reducción de ineficiencias entre plantas productivas y, la segunda, los movimientos del trabajo de sectores de baja productividad hacia sectores del alta productividad
En línea con nuestro enfoque, McMillan y Rodrik, definen el cambio estructural cómo el crecimiento de la productividad laboral de una economía a través de dos vías: (i) La productividad crezca dentro de los sectores económicos a través de la acumulación de insumos o de una asignación inadecuada a través de las plantas; (ii) La productividad puede moverse entre sectores de baja productividad hacia sectores de alta productividad: (P. 12)
El primer término de la descomposición de la productividad laboral constituye la suma ponderada del crecimiento de la productividad “dentro” de los sectores económicos, donde la ponderación del empleo de cada sector al comienzo del período. (M.cMillan & , 2011) le llaman a este primer componente del crecimiento de la productividad “within”
El segundo componente captura los efectos de la re-asignación del trabajo entre los diferentes sectores económicos. Esencialmente constituye el interior de los niveles de productividad (al final del período de tiempo) con el cambio en los aporte del empleo entre sectores. Se denominan “cambio estructural”. El análisis de este componente sugieren que cuando los cambios en la cuota del empleo están positivamente correlacionados con los niveles de productivos y el términos será positivo lo que denota que el cambio estructural se ha incrementado en la productividad laboral global.
La descomposición de la productividad laboral sectorial en El Salvador, muestra que la industria manufacturera y los servicios son los dos principales motores del crecimiento económico entre 1990 y 2011. Ambos sectores aumentaron su productividad laboral y absorbieron muchos trabajadores provenientes del sector agropecuario que dio posible al salto de la productividad agregada en los noventa y la década posterior.
Las fuentes del crecimiento la productividad laboral ha sido desagregada por quinquenios para encontrar los patrones del cambio estructural en El Salvador. La contribución del cambio estructural al crecimiento global de la productividad ha sido pequeña pero con una magnitud positiva entre 1990 a 2012, de igual manera que América Latina entre 1990 a 2005 donde la contribución del componente de cambio estructural fue de una décima. (M.cMillan & , 2011, p. 18)
En el primer quinquenio de los noventa, el crecimiento de la productividad laboral salvadoreña se explica por un aporte igualitario del efecto dentro de los sectores como por la re-localización del empleo del sector agropecuario hacia la industria y los servicios. El signo positivo del cambio estructural significa que el empleo se incremento en los sectores donde subió la productividad laboral.
Un común denominador de la productividad laboral es el descenso acelerado del cambio estructural en el segundo quinquenio de los noventa, el primer quinquenio de siglo actual hasta presentar un aporte negativo a la productividad entre 2005 y 2009. La reducción del aporte del cambio estructural nos sugiere que la dirección de los flujos de trabajadores está correlacionada en forma negativa con la productividad laboral en los sectores individuales y un trasvase de empleo hacia sectores de baja productividad laboral como se observa en la ilustración 6.
Coincidimos con McMillan y Rodrik (2011) que es sorprendente que pese a que Latinoamérica (y El Salvador) haya desarrollado políticas orientadas hacia el mercado y fortalecido sus instituciones, no se haya traducido en un cambio estructural en la productividad laboral.
Se demuestra el descenso abrupto ocurrido en el empleo y en la productividad del sector agropecuario, industria manufacturera hacia sectores de baja productividad como la construcción y los servicios de igual manera que la experiencia de Filipinas en Asia.
La experiencia de la expansión del cambio estructural en Indonesia, Malasia y Tailandia se ha apoyado en el cambio estructural donde el sector industrial ha retenido una alta productividad laboral por encima del resto de sectores y absorbió un gran porcentaje de la fuerza laboral. (Usui, 2012, p. 12)