Una historia de necesidades de financiamiento externo de la economía salvadoreña

Situar en el análisis de la economía salvadoreña el monitoreo de la balanza de pagos y, especialmente de la cuenta corriente, de la cuenta de capital y cuenta financiera son fundamentales para proponer políticas públicas inclusivas.

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Reciclar nuestros déficits en cuenta corriente deben ser el objetivo prioritario a vencer en la economía salvadoreña para superar los déficit del sector fiscal y del sector privado.

Supongamos un mundo que consiste en dos países, el Norte y el Sur, los cuales tiene una moneda común el “dólar”, el cual es emitido por el Banco Central de norte y el sur dolarizó a un tipo de cambio fijo.

El norte posee costos de producción absolutos más bajos que el sur. En el intercambio comercial será a favor del norte y presentará superávit comercial y de cuenta corriente, habrá una entrada neta de dólares y un aumento en la oferta monetaria. Un aumento en la oferta monetaria produce un aumento en la reserva de los bancos, que, en este caso, produce un incremento en la oferta monetaria prestable. La necesidad de colocación de estas reservas excedentarias que se acumulan en los bancos, ocasiona un descenso en los tipos de interés; mientras en el sur con déficit comercial y de cuenta corriente se produce un decremento en la oferta monetaria y un ascenso en las tasas de interés. Al desequilibrio comercial acompaña, en este caso, un diferencial de tipos de interés entre los países implicados.

La caída de los tipos de interés en el país con un exceso de oferta monetaria dará origen a un aumento en la demanda efectiva- suponiendo que las divisas no produzcan solamente una expansión en el nivel de reservas excedentes-. Por el contrario, el ascenso en las tasas de interés y la contracción de la demanda efectiva se producirá en el país con déficit comercial y de cuenta corriente estructural.

El diferencial de tipos de interés conducirá a un movimiento de capitales desde el país con bajos tipos de interés -exceso de capital dinero- al país con altos tipos de interés en forma de movimientos crediticios de corto plazo o inversiones directas (o en sentido inverso). De modo que, las corrientes de capital aparecerán como complementarias a las corrientes de mercancías. El país con déficit comercial estructural (desventaja absoluta de costos) saldará su brecha de balanza de pagos con préstamos internacionales e inversión extranjera directa. Por el contrario, en la concepción convencional del papel del tipo de cambio la respuesta a un déficit comercial creciente se apoya en una devaluación del tipo de cambio nominal (bajo el supuesto que los términos del intercambio descenderán y, posteriormente mejorará su balance comercial). Lo interesante del razonamiento anterior, es que los términos del intercambio están endógenamente determinados por los tipos de cambio reales y la devaluación será efectiva si posibilita una reducción en los salarios reales (medida que depende del grado de negociación de las instituciones que representan a los trabajadores en cada país).

Los excedentes de reservas en los países superavitarios (en nuestro ejemplo es el norte) se acumulan en los bancos, quienes prestan a los países deficitarios (el sur) donde las tasas de interés son mayores. En opinión de Varoufakis (2016) “los banqueros son recicladores de los superávits de los buenos tiempos” mientras el buen tiempo financiero continúa. Lo único que no puede durar para siempre, tan pronto se desata una tormenta, en palabras de Keynes, los banqueros se comportan como “un marinero de buen tiempo” que abandona el barco que lo podría llevar a la salvación por su prisa por tirar a su vecino por la borda y quedarse él a bordo” (1932).

La tendencia en la economía mundial es similar al modelo ilustrativo de dos países el norte con superávit de cuenta corriente y el sur con déficit.

Según el World Economic Outlook de abril de 2017, en 2016 132 países presentan déficit de cuenta corriente como porcentaje del PIB, incluyendo los Estados Unidos, Francia, Grecia, Brasil y El Salvador y 57 países con superávit de cuenta corriente/PIB incluido Alemania, China, Japón, Suecia, Noruega, Singapur entre otros.

En los últimos 25 años, la balanza de pagos de El Salvador ha registrado resultados deficitarios en su cuenta corriente, promediando alrededor de un 3% del PIB, y alcanzando sus valores más altos en el preámbulo a la crisis del 2009, donde alcanzó tasas por arriba del 6% del PIB. El déficit del comercio de bienes es el que ha ejercido mayor presión en este resultado de la cuenta corriente, ubicándose alrededor de un 20% del PIB en la última década. Las cuentas superavitarias en el comercio de servicios (cerca del 2% del PIB) y en el ingreso de remesas familiares (14%) se han constituido en las variables amortiguadoras del déficit.

Para financiar este exceso de gasto de nuestra economía, se han registrado entradas netas de capitales, las cuales han rondado aproximadamente el 3.5% del PIB, principalmente a través de flujos de inversión extranjera directa (2% del PIB), financiamiento externo (1.8%) y colocación de títulos gubernamentales (1%).

Cuando el valor del dinero de un país es flexible (no es el caso de El Salvador), funciona como amortiguadores que absorben el impacto de una crisis bancaria provocada por sucesivos déficits comerciales y de cuenta corriente y unos flujos monetarios insostenibles. Islandia en la crisis bancaria de 2008 provocó que su moneda se devaluara y el precio de sus exportaciones bajaron al mínimo recuperándose los ingresos y las deudas denominada en moneda local se encogieron, recuperándose rápidamente. (Varoufakis, 2016)

¿Cómo resolver la existencia de superávits y déficits de cuenta corriente?

En 1944, cuando se discutía el sistema de Brettom Woods, Keynes propuso la creación de una moneda mundial (el Bancor y era una moneda virtual), un sistema de tipos de cambio fijos entre la moneda mundial y las monedas de los países y un banco central (Fondo Monetario Internacional) que gestionara todo el sistema. La finalidad era mantener bajo control los superávits y los déficits en todo el mundo y ante una crisis en un país reciclar los excedentes para evitar el contagio al resto de países. La propuesta fue rechaza por los Estados Unidos y se usó el dólar y la Reserva Federal como el Banco Central mundial. El dólar se constituye como moneda mundial anclada una paridad con el oro equivalente a US$ 35 la onza troy, sistema que se derrumbó en 1971

La importancia de la balanza de pagos radica en que permite detectar los países que presentan superávit o déficit externos persistentes y sus causas. De la misma manera que la deuda de una persona es el activo de otra, el déficit de cuenta corriente de una nación constituye el superávit de otra. Por otra parte, es uno de los principales indicadores para evaluar si la situación de un país en el comercio internacional es saludable o no, y refleja la capacidad de reacción de los países para enfrentar una crisis a través de indicadores construidos con la información que proporciona esta herramienta.

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